En ese universo mítico y mitificado de su aldea de infancia el narrador deja también entrever acontecimientos históricos, como la llegada de esas “tropas de soldados lampiños”, las emigraciones colectivas a Europa, las visitas de los líderes nacionalistas, la memoria mancillada de un tiempo que “engendró lo imposible” o la irrupción de la televisión, condenada sin paliativos por un alfaquí rigorista y chiflado.
En la segunda parte, a base de retratos de personajes / compañeros de cárcel, emprende una conjura de los años pasados en prisión junto a decenas de militantes de los movimientos marxista-leninistas 23 de Marzo, Ila al-amam y Servir al pueblo en “aquellas celdas pegadas unas a otras que eran como tumbas…, o mejor dicho, como hornos que fundían todo tipo de recuerdos y emociones. Gonzalo Fernández Parrilla, Escuela de Traductores de Toledo.